HIJOS

                         "Nació Giselle"

Nació Giselle
venga la alegría, 
venga el buen amigo 
a beber conmigo;
dancen danzarinas
al compás del viento,
que nació mi suerte
del vientre amoroso,
que nació Giselle
y estoy como un loco,
salto, lloro, beso a mi mujer,
doy mil gracias a la vida,
porque nació Giselle,
con grandes ojos negros,
porque nació Giselle,
tierna, bella y violenta,
con soberbias ganas de nacer. 



                          “Ivanhoe” 

  Detrás del nombre de mi hijo
hay una sed brutal de espadas
y armaduras, de olvidadas
gestas que el tiempo maldijo.

Detrás de su nombre emblemas
antiguos de nobles escudos, 
templarios vencidos; rudos
sajones, reyes, diademas.

 Puras inglesas que aguardan
a invictos campeadores;
atrás de su nombre guardan
los armeros sus cuchillos,
las condesas los amores
y erige el Sir sus castillos.

            “Farid, hijo de los páramos”

Yo tengo un hijo al pie de la montaña,
un hijo espeso mineral y fuego,
brotó del fondo de un delirio ciego,
llegó con luces de una prisa extraña.

Yo tengo un hijo fervoroso y fuerte
allá en los páramos del sol, retoño
de cipreses en mi floresta inerte,
lluvia de estío para un pronto otoño.

Yo tengo un hijo allá donde los bueyes
robustos pasan frente a los portales
y el corro de los gallos dicta leyes.

Tengo un hijo yo de naturaleza
firme, allende el bullicio y los vitrales,
lejos de mis manos y mi impureza.

                        
                "Mis hijos"

Giselle es la aurora primogénita que brotó de mi carne, y se hizo luz, belleza, pálpito de estrella; heredó de mí la implacable timidez, el silencio poblado de múltiples voces y el embrujo que surca la Poesía; Ivanhoe llegó con el ímpetu de los guerreros, irreverente y rebelde; lleva el vigor que nunca tuve, es el remanso de lo que quise ser; heredó tal vez de mí el empeño. Farid es la reiteración de mi destino, la vida que se va fundiendo en silencio, dentro de un hogar distanciado e incompleto; la criaturita amada, anhelada, sufrida, que va creciendo a tantas millas de todo y de todos, para después conquistar con un salto de tigre su legítimo sitio.