Indios de Warao, ando buscando a
una cubana
Que dejó la isla, para ceñirse la selva
A su pecho noble y americano.
Pescadores de Maracaibo, ella quiso habitar los palafitos de
este mundo,
Díganme si la han visto triste, caminando a la orilla del
lago.
Bella Caribay, ella necesitaba también las cinco águilas
blancas de los Andes,
No permita que las toque, sus manos de amar deben seguir
calientes.
Muchedumbre de los cerros de Sucre,
Sus ojos están llenos de esperanza, cuídenmela de las
pequeñeces
Y las miserias humanas.
Eloy Blanco, ella me dijo que la Parima fue un volcán,
Y puede que aún engendre nuevos ríos,
Avísame, Viejo Tigre, si la ves con lágrimas del Orinoco.
Negros de Barlovento, su corazón ha sido siempre una
tumbadora,
Si oyen un palpitar de palmas y arenas, y lleva la brisa canciones
de golondrinas,
Es que se sumergió Euridice en el río para encontrar el mar.
Compañeros de la tierra, ando buscando a una mujer de mar y
monte,
Sabía que la podía perder, lleva tanto sueño adentro.
Compañero de la tierra, solo me alivia saber
Que es feliz juntando su nombre al de Apacuama,
Soledad, Francisca, Martha y de cualquier mujer de América.
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