Mi rastro

                                                                 
                                                                                “Hay rastro de mí en el nitrógeno del aire” 
                                                                                                            Domingo Alfonso

Hay restos de mí en el polvo de los caminos, en los muros de múltiples de ciudades, en los inodoros de los baños públicos, en el recuerdo perpetuo de enfermos, labriegos, ancianos y otros tristes miserables que pululan el mundo; hay parte de mí en el cadáver frío cuyo destino fatal no pude evitar; en el verso que quise hacer y otro poeta escribió antes que yo; en los libros que desfloré como mujeres hermosas que encendieron mi alma; hay rastro de mí en el mar, en los besos que repartí, en las algas de algunas costas, en las islas que jamás pisé, pero las conquistó mi imaginación; quedo íntegro en carne y alma, más que en las palabras que dije, en las que callé, en el silencio solemne de los árboles, en las pupilas verticales de aquellas serpientes que perdonaron mi vida; hay tanto de mí en cada célula de mis hijos, que cuando me vaya por fin, será como si jamás me hubiera ido.