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“…vi al conjuro de la Pavana de Fauré,
salir liberada y radiante a la dulce Eurídice…”
Aquiles Nazoa
Yo salgo a buscarte todas las noches,
Delante de las puertas pregunto: por favor, ¿no la ha visto
usted?.
En el fondo de las casas solo encuentro una tranquilidad de
loros dormidos;
Dos amantes se pasan el fuego recostados a un muro de la
ciudad
Y me dicen -los
tiempos para amarse están difíciles, pero no se canse-.
Una que otra noche las calles se me llenan de disfraces y
performances,
Una que otra carroza de fantasmas me convida; ebrio ya me
siento a ver si pasas,
Pero siempre aparece un”can-cerbero-travesti”que nunca sabe
nada:
-Esta noche tampoco he oído la Pavana de Fauré,
Vuelva, usted, para su casa-; alguna vez seguí a una nube de
tambores,
En el centro le daba vueltas a su cola Proserpina,
Ella dejó la danza y me tiró su mirada escatológica:
-A usted yo lo he visto en Barlovento, ¿cuáles polifonías
Lo trajeron por acá, acaso vino
humear sus pesadillas
En la quebrada de la danta? Goce mejor su tiempo
En la piel de estas mirandinas que van flotando por la
corriente de la música,
No encontrará nada más parecido a su país-.
Yo no le dije que al ir detrás
de ti todas las noches
Voy tras mis acuáticas noches de brisas en el puerto,
Tras el olor de las uva-caletas en la playa,
Las voces de mis niños bajo los primeros nubarrones de mayo…
Yo no le dije que soy un extranjero desdichado,
Que necesito hallarte siempre, que
una ciudad se vuelve mía
Solo con la certeza de tu ronda.
-No insista más, señor, por aquí nunca ha pasado la comparsa
de Fauré,
Váyase a otra parte con su lata.
Iván Borrero
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